En esta nota te vas a encontrar con: nomadismo, familia, movimiento
“Y se marchó, y a su barco le llamó libertad…”, cantaba José Luis Perales. ¿Cuántas veces escuchamos o vemos en redes sociales, o incluso en el cine, historias de personas que decidieron cambiar su vida, sus lugares de residencia y emprender viaje?
El fenómeno de llevar una vida nómade,- tema que abordamos con signos de preguntas en el quinto episodio de nuestro podcast “¿De regreso al nomadismo?– ”, se ve acrecentado en los últimos años por las posibilidades que brinda el teletrabajo. Conversamos con personas que investigan el tema, otros que brindan servicios y también con aquel que “le picó el bichito de lo vendo todo y me voy de viaje”. Pero nos quedó la duda sobre cómo es llevar una vida nómade en familia, así que salimos a entrevistar a los integrantes de Proyecto Atrapasueños.
En marzo del 2014, mamá Vero, papá Elvio y sus hijos Máximo, Jerónimo y Catalina, acompañados por su mascota Benicio, el perro de la familia, salieron de Sunchales, ciudad de la provincia de Santa Fe hacia el sur y llegaron a Ushuaia en unos siete meses. Luego, desde la isla de Tierra del Fuego pasaron a Chile; subieron por la cordillera, llegaron a Santiago de Chile, y desde ahí emprendieron el regreso para llegar al punto de partida en Septiembre de 2015. “En distancia no es mucho realmente y en tiempo fueron 18 meses pero en experiencia de vida fueron varias vidas vividas”– dice Elvio.
Atrapasueños, surgió como una búsqueda, por la fantasía de viajar sin límites de tiempo y por las ganas de emigrar. Así que después de pensar mucho y conversar con unas personas de Estados Unidos que viven en una embarcación moviéndose por el mundo, y teniendo en cuenta, además, que ningún país terminaba de convencerlos como residencia fija, se entusiasmaron con la idea de vivir en movimiento.
Elvio, plantea que el primer y principal problema de llevar esta vida en familia es la educación formal de los hijos: “ese fue un tema que nos inquietó bastante, con ayuda del Sistema de Educación a distancia del Gobierno Nacional y la paciencia infinita de Vero pudimos resolverlo. Incluso los chicos cuando se reinsertan en sistemas escolares nunca tuvieron problemas ni limitaciones”.
Cuando le preguntamos qué recomendaciones le daría a una persona que quiere emprender este estilo de vida, Elvio alerta que no es para cualquiera y que muchas veces está muy romantizado:“no todo es color de rosas – dice- si están realmente dispuestos y el deseo de cada integrante está alineado con la idea, para adelante. Y sepan que hay viajes de los cuales nunca se regresa igual, moverte te cambia por completo, estar dispuestos a asimilar esos cambios es una de las cuestiones a tener en cuenta”.
Viajar a la velocidad del paisaje
Después de viajar en motorhome, Elvio, Vero, Máximo, Jerónimo, Catalina y Benicio, volvieron a su ciudad de origen, luego vivieron un tiempo en el sur de Chile, volvieron nuevamente a Sunchales y ahora viven en la isla de Mallorca en España. El espíritu, nómade, claramente ha prevalecido, se definen como una familia dispuesta a cumplir sus sueños sea en movimiento o estando quietos: “cuando ya cortaste algunas raíces, moverse se vuelve cada vez más sencillo, lo vas incorporando como familia”- dicen.
Más allá de algunas dificultades, dadas por cuestiones propias que se exigen en las fronteras y las reglamentaciones inherentes a los vehículos, la ventajas de llevar una vida en movimiento que enumeran nuestros entrevistados son múltiples: “despertar cada día con un paisaje distinto, pasar mucho tiempo en familia, descubrir cada lugar sin apuro y viajar a la velocidad del paisaje”.
Ante la pregunta de rigor sobre qué no puede faltar en el motorhome de una familia nómade, la respuesta de Elvio es contundente: “Amor. Sin eso ni lo intenten, hay muchísimas cosas que tenías en tu casa y te van a faltar, frente a cada ausencia debe haber una cuota de amor. Como dice la canción: si no hay amor, que no haya nada”