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El turismo es una de las principales fuentes de ingreso de muchas localidades, sobre todo de aquellas de pequeña y mediana extensión que se encuentran vinculadas con algún tipo de atractivo histórico o natural. Este fuerte dinamizador económico, cuando se explota sin consideraciones y reparos sobre el ecosistema, puede echar a perder parcial o totalmente el recurso que tanto se valora. En estas condiciones y ante la presencia de muchos ejemplos dramáticos como la isla Koh Tachai, en Tailandia, la cual fue cerrada completamente por recibir quince veces más turistas de los que podía tolerar su ambiente natural, deteriorando sus corales y alterando la fauna autóctona. O el templo de Abu Simbel, en Egipto, en el cual se debieron realizar modificaciones estructurales en toda la zona histórica para que la antiquísima construcción faraónica no ceda ante el persistente flujo de visitantes.
En este contexto, y atendiendo a la necesidad de mantener las fuentes de ingresos y, a su vez, aliarse con el entorno para generar el mínimo daño posible, nació el llamado turismo sostenible. Aquel que se propone explotar un recurso (bosques, playas, montañas) siempre por debajo del límite de renovación del mismo. Es decir, que se asegure la permanencia, calidad, buen estado y diversidad de dicho bien afectado a las actividades turísticas. Este cambio se está dando en consonancia con las modificaciones generales que vienen desarrollando en el mundo en lo referido a transporte, ciudades, agricultura sostenibles, entre otras áreas que abarca el nuevo paradigma ecológico que busca imponerse.
Reseña histórica
A principio de los 80 comenzó a pensarse al turismo en términos generales, como un objeto de estudio pasible de ser mejorado en pos de aumentar sus beneficios y favorecer el enriquecimiento cultural. Pero no fue hasta 1995 cuando el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente elaboró una guía para el turismo ambientalmente responsable. A su vez, la misma entidad internacional, en 1997 instó a la Comisión de desarrollo sostenible a enfocarse específicamente en el turismo, con el fin de promover cambios más rápidos en este aspecto. Y, tras 20 años de trabajo y destacados logros, en 2017 se estableció el Año del Turismo Sostenible, con el objetivo de darle visibilidad mundial e incentivar a más actores de esta actividad a promover la práctica responsable en sus localidades.
Bases del turismo sostenible
- Respeto de la cultura local: cada sociedad tiene su idiosincrasia, sus costumbres y prácticas culturales que se remontan a épocas previas al desarrollo del turismo masivo. Esta nueva concepción turística busca respetar las identidades de dichos pueblos con el fin de que sus pobladores no tengan que modificar por completo sus tradiciones y cambiar, incluso los espacios públicos de socialización. Un ejemplo de tensión entre lugareños y turistas se dio en la Isla de Pascua, Chile, donde la inmensa afluencia de visitantes y comerciantes interesados en abrir franquicias de locales de comida rápida llevó a una importante manifestación de la tribu Rapanuí, habitantes ancestrales de dichas tierras. A su vez, un turista, pudo robar la oreja de una de las famosas cabezas Moáis. Daño irreparable para el patrimonio. El turismo sostenible apunta a encontrar el equilibrio entre ambos actores sociales con el fin de aprovechar al máximo de los lugares sin menoscabar los derechos de nadie implicado.
- Optimización de recursos ambientales: es el corazón del concepto, que ya desarrollamos más arriba. Se deben cuidar los recursos naturales para que los mismos no se pierdan con el pasar del tiempo.
- Distribución de riquezas: la idea que se persigue es que los ingresos derivados de actividades turísticas sean distribuidos de la manera más equitativa posible entre los diferentes participantes del circuito turístico. Apuntando principalmente a los actores locales y regionales. Para generar empleo estable entre dichos pobladores y no recurrir a concesiones, una situación frecuente en el mercado de los viajes.
Destinos de turismo sostenible
Alrededor del mundo, se están desarrollando variadas propuestas enfocadas en el turismo sostenible y Argentina no es la excepción. A continuación algunas de las más destacadas.
- Lago de Garda, Italia: esta localidad, con un lago de gran magnitud, cuenta con servicio ferroviario hasta el centro del pueblo, por lo que invitan a los turistas a ir en tren y no llevar el vehículo particular. A su vez, en dicho lugar se encuentra un hotel que compensa el 100% de sus emisiones de dióxido de carbono al ambiente.
- Islas Galápagos, Ecuador: uno de los lugares pioneros del ecoturismo, en la actualidad está promoviendo que sus hoteles sean construidos con materiales eco friendly y, a su vez, que las empresas encargadas de gestionarlos adhieran a planes de reforestación en la isla para compensar el desgaste del turismo y las emisiones de gases contaminantes provenientes de los vehículos (al ser un ambiente selvático, el único de medio de transporte es el auto o las camionetas todoterreno).
- Puerto Almanza, Argentina: en la provincia de Tierra del Fuego, al extremo sur del país, se encuentra este poblado caracterizado por el desarrollo gastronómico en torno a la Centolla. Con el nuevo paradigma sostenible, y en pos de proteger a la especie, se cambió de la pesca masiva a una enfocada en la demanda específica del momento. También se realizan excursiones de pesca controlada por personal capacitado para que los turistas pesquen su propia centolla y esta sea la que se cocinará en los restaurantes. Evitando así la pesca indiscriminada por parte de algunos visitantes.
- Cicloturismo en Buenos Aires: incluye un paseo por los lugares más emblemáticos de la Capital Federal, todo en bici y pasando también por las reservas naturales cercanas al casco urbano.
- Jaaukanigás, Santa fe: en el norte de la provincia, en esta zona de humedales se ofrece una experiencia completa de ecoturismo que incluye canotaje, kayak, cicloturismo, avistaje de aves, flora y fauna dentro de la inmensa reserva.
Voluntad política, cultural y toma de conciencia
Todos los destinos turísticos son susceptibles de adaptarse a las nuevas formas de turismo sostenible. Es responsabilidad de los estados, en todos sus niveles, promover este tipo de prácticas y de los turistas tomar conciencia de que los recursos naturales no son infinitos e imperecederos. Si no que dependen de un delgado equilibrio que tiende a ser alterado por las grandes afluencias de visitantes. El debate y los proyectos están instaurados en la agenda pública. Sin embargo, el cambio es lento y paulatino. Actualmente, estamos atravesando una etapa germinal del turismo sostenible. No obstante, el panorama es promisorio.
Lucas Alonso