En esta nota te vas a encontrar con: COP 26 Glasgow, Argentina en el mapamundi ambiental
Jason Mayne es periodista,, trabaja en radio Metro y en TN. Trabajando en el canal, donde se ocupa de temas ligados a la sustentabilidad y el medio ambiente, el año pasado, viajó a la Cumbre del Cambio Climático, en Glasgow. Allí, vivió de cerca lo que pasó en un evento que tiene a la movilidad y su consumo energético como unos de los temas más importantes a resolver en los próximos años. Si es que queremos frenar el daño que, entre todos, le hacemos al planeta.
— Estuviste en Glasgow donde se habló mucho de sustentabilidad, ¿qué trajiste de ahí?
— En Glasgow se hizo la Cumbre del Cambio Climático, que es el encuentro más importante que organiza la ONU, al que van un montón de presidentes. Yo fui como periodista para cubrirlo para TN. Y, la verdad, que estar ahí donde se cocina el guiso de las próximas decisiones que se van a tomar fue fuerte, fue agotador. Son muchas horas, hay muchas cosas que suceden en paralelo. Porque mientras hay científicos, analistas, diputados, senadores, presidentes que se reúnen, a su vez, tenés un montón de empresas. Cada una quiere presentar su proyecto, quieren venderte la salvación del mundo o contarte qué están buscando conseguirla. Todo eso va sucediendo en simultáneo y estás abrumado. Me traje algunas cosas interesantes. Un poco ver por dónde va la agenda o los intereses de un futuro cercano. Cómo difieren, a veces, dentro de cada país. Cómo cada país, de alguna manera, quiere cuidar sus “quintita” y tiene que ceder un poco. También te das cuenta dónde está parada la Argentina con respecto a la geopolítica mundial y latinoamericana. Diría que no le importamos a casi nadie. Eso es lo cierto. Uno piensa que acá somos el centro del mundo pero Argentina negocia junto con otros países latinoamericanos. Estamos con Brasil, Paraguay, Uruguay, se negocia en bloque. Después, también, hay un montón de cosas que se dicen para afuera, que quedan bien en los discursos. Y, luego, cuando conocés las políticas internas, no se terminan aplicando. Entonces, es un poco naif pensar todo eso.
— La Unión Europea pone el 2030 como deadline de sustitución de energías para los vehículos. ¿Cómo ves esa agenda en relación a Argentina?
— No podemos compararnos ni con la situación económica en cuanto a las reservas, ni a la proyección y a las políticas de largo plazo de Europa. Acá, al menos discursivamente, parece que el tema está en agenda. Lo cual no me parece menor. Todavía hay una deuda pendiente de poner ministros de ambiente que hayan estudiado la materia. No pasó con todas las gestiones. Diría que desde María Julia Alzogaray en adelante, lo que se te ocurra. Y, después, en cuanto a la política de aplicación, parece que no está tan en agenda. Cuando vemos proyectos, por ejemplo: la explotación de hidrocarburos en el mar Argentino. Eso no está en debate. No es que no se tiene que hacer. Simplemente, que el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible sale a hacer un anuncio de que no se va a permitir y quince días después saca un comunicado diciendo que sí, que está todo bárbaro, todo bien. Entonces es, por lo menos, contradictorio cuando se anuncia para afuera que se busca mitigar el impacto del cambio climático. No lo digo yo, lo dicen los especialistas, los científicos, que la producción de energía es lo que más contamina.
— ¿La distancia entre lo que pasa acá o allá son las prioridades?
— Ese es, un poco, el desafío: poder dejar de pensar en pasado mañana y empezar a planificar un poco más. Porque cuando se habla de cambio climático, impacto ambiental y demás, no es que, de repente, va a haber un tsunami y va a borrar la ciudad de Rosario o va a borrar la ciudad de Buenos Aires. Sino que va a haber más inundaciones y los que más se van a afectar son la gente que vive al lado del río, en casas precarias. Entonces, vos, para empezar a que no suceda eso tenés que accionar. Por ejemplo: en la ciudad de Boston construyen parques sobre las costas para que absorba el agua si hay una posible inundación. Pero, para eso, no solamente tenés que estudiarlo, sino que tenés que proyectarlo. Obviamente que el Estado tiene un montón de prioridades. Quizá también se puede financiar de manera privada. Hay un montón de empresas que se dieron cuenta que tienen que hacer algo, que tienen que hacer un cambio y quieren contar que están haciendo algo. Usemos los recursos que tienen para complementar lo que el Estado no puede.
— ¿Con qué te encontraste cuando volviste a Argentina? ¿Esa agenda de Glasgow impactó en el país?
En Glasgow se esperaba que la Argentina presentara un plan de cómo iba a descarbonizarse para el 2050. Eso no sucedió porque había diferencias entre todos los sectores internos. Entre, por ejemplo, el Ministerio de Producción y el de Ambiente no se pusieron de acuerdo. Obviamente, hay que entender: Argentina es un país agroexportador, entonces no se puede hacer un cambio muy brusco. Pero si me parece interesante que haya un debate, que hoy no sucede. Se viene posponiendo. En campaña, casi todos los candidatos hablaban de la ley de humedales como muy importante. Y, ahora, se convocó a extraordinarias y no se incluyó el tema y perdió estado parlamentario. Entonces, parece que está en agenda, gastaron segundos de spots políticos para que se hable de este tema. Me parece buenísimo, antes no sucedía. Pero en cuanto a lo concreto, me parece una propuesta de campaña y después no sucede nada.
— La polución sonora es otro de los temas que están en agenda mundial.
— La contaminación sonora está presente en las ciudades y modifica el ambiente. Seguramente, en un futuro cercano, cuando los autos sean eléctricos, habrá un cambio porque como no tiene combustión no hay ruido de motores, de colectivos arrancando. Eso, cuando los motores sean eléctricos, se va a sustituir. Así que, ojalá haya un cambio en ese sentido. Obviamente que para que no contaminen los autos eléctricos tiene que haber un cambio en la matriz energética. Cuando cargas tu auto eléctrico, también, esa energía sea lo más limpia posible.
— ¿Creés que ciertos temas aparecen más en agenda, desde el covid para adelante?
— La pandemia modificó nuestra relación con el entorno. De manera más explícita. La cuestión de no ir a trabajar o de darte cuenta que estabas yendo demasiado tiempo. Esto hace que repensemos nuestro vínculo con lo que tenemos alrededor, no solamente desde lo natural/ambiental sino también desde lo urbano. ¿Quiero realmente hacer una hora y media para ir a trabajar, estar ocho y luego volver? La verdad es que no. Algunos se podrán adaptar, podrán elegir. Otros tendrán empresas que se adapten, otros no. Por supuesto, la realidad argentina no es la misma que si la ves en EEUU. Pero sí se va redefiniendo todo. Se habla más de diseño urbano, de ciudades núcleos, de esto de no tener que moverte tanto para hacer un trámite. Y esto, seguramente, es algo que va a modificar la movilidad.
Perfil circulante Jason Mayne
— En la ciudad complemento bicicleta y tren. El subte lo he usado mucho, me da un poco de claustrofobia ahora: pandemia y todas esas cosas y, a veces, algún que otro taxi si es de noche. También hay bastante avión pero he viajado en todas las formas que se te ocurran. A dedo, en bicicleta, en ferry. Creo que tildo todos los casilleros.
— También practicaste la caminabilidad, tocando la gaita: un instrumento raro que tocás muy bien.
—Sí, toco la gaita escocesa. Y es cierto que caminé mucho. Recorrí 22 países tocando la gaita a la gorra y ahí, cuando sos joven y músico callejero, lo que querés es amortizar presupuesto así que salió a dedo, en tren, en bicicleta, en combi prestada.
— ¿El viaje que más recuerdes?
— El viaje que más recuerdo fue de Copenhague a Berlín a dedo en 9 autos diferentes. Gente que fui conociendo. Muchos hablaban solo alemán y nos comunicamos por señas. También recuerdo ir de Misiones a Buenos Aires (cuando era chico) en la avioneta de los diarios. Un miedo pasar por encima de los Esteros del Iberá con esa lata con hélice, pero sobrevivimos.
— Tu trabajo te llevó a viajar y circular por otros países y por muchos lugares del nuestro.
— Sí.Hace un poquito, estuve en Península Mitre, en el sur. Es un lugar que forma parte del 2% del planeta que todavía no tuvo impacto del ser humano, no fue contaminado y es clave para la mitigación del cambio climático por los servicios naturales que hay ahí. Y estar allí grabando un documental, acampando en un lugar en el que seguramente nadie va a ir y no voy a volver, es cuando decís: “Mirá qué loco, gracias al trabajo estoy en este lugar”.
—¿De las que visitaste, qué ciudad considerás una ciudad bicicleteable?
— Copenhague. Dinamarca, sin lugar a dudas, es una estrella de la bicicleta. También es cultural. Obviamente, tienen los puentes, la bicisenda. Pero es invierno, hay viento, hace frío y te pasa el señor yendo en bicicleta. Y te preguntás ¿Cómo puede estar ahora pedaleando contra el viento? Y bueno, la gente va igual, porque lo disfruta, porque es cultural. Porque el transporte y el auto es caro. Entonces, hay, de alguna manera, un montón de factores que hacen que todo el mundo use bicicleta. Y, por ejemplo, si vos no tenés las luces en la bicicleta, te para la policía y te pone una multa. Por eso todo el mundo anda con las luces.
—Probaste autos eléctricos. ¿Es diferente su forma de circular?
—Es interesante. Al principio es raro que no haga ningún ruido. Como todas las cosas, van mejorando. Antes se decía que no aceleraban tanto y la verdad, hace poco, fui a probar una marca muy conocida, era un auto deportivo y llegaba a 250km/h y era eléctrico. Entonces, la innovación tecnológica va haciendo que se mejore no solo la eficiencia de los recursos sino la experiencia en sí.
— ¿Cómo te movés por la ciudad?
— En la ciudad complemento bicicleta y tren. El subte lo he usado mucho, me da un poco de claustrofobia ahora: pandemia y todas esas cosas y, a veces, algún que otro taxi si es de noche. También hay bastante avión pero he viajado en todas las formas que se te ocurran. A dedo, en bicicleta, en ferry. Creo que tildo todos los casilleros.
— También practicaste la caminabilidad, tocando la gaita: un instrumento raro que tocás muy bien.
—Sí, toco la gaita escocesa. Y es cierto que caminé mucho. Recorrí 22 países tocando la gaita a la gorra y ahí, cuando sos joven y músico callejero, lo que querés es amortizar presupuesto así que salió a dedo, en tren, en bicicleta, en combi prestada.
— ¿El viaje que más recuerdes?
— El viaje que más recuerdo fue de Copenhague a Berlín a dedo en 9 autos diferentes. Gente que fui conociendo. Muchos hablaban solo alemán y nos comunicamos por señas. También recuerdo ir de Misiones a Buenos Aires (cuando era chico) en la avioneta de los diarios. Un miedo pasar por encima de los Esteros del Iberá con esa lata con hélice, pero sobrevivimos.
— Tu trabajo te llevó a viajar y circular por otros países y por muchos lugares del nuestro.
— Sí.Hace un poquito, estuve en Península Mitre, en el sur. Es un lugar que forma parte del 2% del planeta que todavía no tuvo impacto del ser humano, no fue contaminado y es clave para la mitigación del cambio climático por los servicios naturales que hay ahí. Y estar allí grabando un documental, acampando en un lugar en el que seguramente nadie va a ir y no voy a volver, es cuando decís: “Mirá qué loco, gracias al trabajo estoy en este lugar”.
—¿De las que visitaste, qué ciudad considerás una ciudad bicicleteable?
— Copenhague. Dinamarca, sin lugar a dudas, es una estrella de la bicicleta. También es cultural. Obviamente, tienen los puentes, la bicisenda. Pero es invierno, hay viento, hace frío y te pasa el señor yendo en bicicleta. Y te preguntás ¿Cómo puede estar ahora pedaleando contra el viento? Y bueno, la gente va igual, porque lo disfruta, porque es cultural. Porque el transporte y el auto es caro. Entonces, hay, de alguna manera, un montón de factores que hacen que todo el mundo use bicicleta. Y, por ejemplo, si vos no tenés las luces en la bicicleta, te para la policía y te pone una multa. Por eso todo el mundo anda con las luces.
—Probaste autos eléctricos. ¿Es diferente su forma de circular?
—Es interesante. Al principio es raro que no haga ningún ruido. Como todas las cosas, van mejorando. Antes se decía que no aceleraban tanto y la verdad, hace poco, fui a probar una marca muy conocida, era un auto deportivo y llegaba a 250km/h y era eléctrico. Entonces, la innovación tecnológica va haciendo que se mejore no solo la eficiencia de los recursos sino la experiencia en sí.